Cada vez siento más el frío al salir a la calle. Siento como las brisas gélidas del otoño llegan a mí y como el tiempo se vuelve mas apagado y gris. Mañana llegará el Otoño, lo esperaba con ansias desde mi ventana tapada con una manta y con una mirada de esperanza por ver las tardes de otoño que añoraba. De repente una gota de lluvia se poso en el cristal de mi ventana y así hasta que el cristal quedo borroso y yo apenas podía ver la calle. No tarde ni un segundo en abrir la ventana y dejar que mi mano notará cada gota de lluvia como si fuera un suspiro de vida más. Me divertía ver como la gente corría a refugiarse y ver como la calle se plagaba de paraguas de todos los colores. Asome la cabeza y deje que mi pelo se empapara del agua de lluvia, esa sensación era como recobrar la vida, cada gota llegaba a cada nervio de mi cabeza y despertaba mis sentidos. Una brisa del viento ondeo mi melena y me trajo el dulce aroma a tierra mojada que tanto deseaba oler y de repente una hoja se choco contra mi cara, una dulce carcajada infantil salio de mi boca. A lo lejos se escucharon el ruido de los truenos anunciando su llegada, me asusté y cerré la ventana enseguida para que ningún rayo visitará mi casa. Me acurruque en la manta con una hoja anaranjada y marrón entre mis manos escuchando la lluvia caer y esperando la llegada de mi querido otoño.
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